Mientras Bitcoin acapara la atención mediática como moneda digital, son las stablecoin las que realmente preocupan a bancos centrales y entidades financieras tradicionales.
Con una capitalización de mercado que supera los 230.000 millones de dólares a mediados de 2025, estas criptomonedas estables se han convertido en competidores directos del dinero tradicional.
El crecimiento imparable de las stablecoin
El mercado está liderado por gigantes como Tether (USDT) y Circle (USDC), seguidos por otros proyectos como USDe, DAI y FDUSD. Su crecimiento se debe principalmente a su estabilidad, al estar vinculadas al dólar estadounidense, y su capacidad para funcionar como dinero digital dentro del ecosistema blockchain.
La aprobación de la primera legislación federal sobre stablecoins el 17 de julio ha acelerado significativamente su adopción. Esta regulación, conocida como GENIUS Act (Ley para Guiar y Establecer la Innovación Nacional para Stablecoins de EE.UU.), establece requisitos de capital y reservas para los emisores, creando un campo de juego más equilibrado.
¿Por qué las stablecoin preocupan más que Bitcoin?
A diferencia de Bitcoin, que funciona más como «oro digital» o un activo especulativo debido a su volatilidad, las stablecoins están diseñadas para imitar directamente las monedas nacionales. Esto las convierte en competidores directos del dinero fiduciario y una amenaza real para el control monetario de los bancos centrales.
Las stablecoins ofrecen ventajas significativas sobre los sistemas de pago tradicionales: mientras que las transferencias bancarias pueden costar hasta 50 dólares y tardar días en procesarse, las transacciones con stablecoins se liquidan en segundos con comisiones prácticamente insignificantes. Además, son «dinero programable» que puede integrarse en contratos inteligentes para automatizar operaciones financieras.
Las stablecoin, amenazas para el sistema bancario tradicional
Según el análisis de Morningstar DBRS, los bancos estadounidenses enfrentan dos riesgos principales. El primero es la «fuga de depósitos»: si los consumidores comienzan a mantener sus fondos en stablecoin para obtener recompensas, conveniencia o integración con finanzas descentralizadas, los bancos podrían perder los depósitos que sustentan sus operaciones de préstamo.
Aunque las stablecoins representan actualmente solo el 1,5% del total de depósitos estadounidenses según el Banco de Pagos Internacionales, su crecimiento se está acelerando. Un cambio masivo de fondos desde cuentas bancarias hacia stablecoins podría limitar la capacidad de los bancos para financiar nuevos préstamos.
El segundo riesgo es la pérdida de ingresos por comisiones de pago, ya que las stablecoins evitan redes como ACH y SWIFT, ofreciendo transferencias más baratas y rápidas.
Respuesta de los bancos centrales: las CBDC
Para contrarrestar esta amenaza, muchos bancos centrales están desarrollando Monedas Digitales de Banco Central (CBDC, por sus siglas en inglés). Estas son versiones digitales de las monedas nacionales emitidas directamente por el banco central, sin riesgo de crédito o liquidez.
China avanza con su yuan digital, mientras que la Unión Europea desarrolla el euro digital. Estados Unidos, en cambio, se mueve más lentamente y prefiere el desarrollo de stablecoins privadas reguladas.
Oportunidades en medio de la disrupción
No todo son malas noticias para los bancos tradicionales. Pueden aprovechar su credibilidad regulatoria para actuar como custodios de las reservas de stablecoins, gestionar tenencias de bonos del Tesoro estadounidense y proporcionar infraestructura de liquidación y cumplimiento normativo.
Algunos bancos están considerando lanzar sus propias stablecoin completamente respaldadas, integradas en sus sistemas de cumplimiento existentes, para retener depósitos y mantenerse competitivos en este nuevo panorama financiero digital.
