El presidente Donald Trump manifestó el viernes su confianza en que la Reserva Federal comenzará a reducir las tasas de interés próximamente, tras lo que describió como una reunión positiva con el presidente de la Fed, Jerome Powell. Esta declaración marca un posible cambio en la relación entre la Casa Blanca y el banco central estadounidense.
Trump indicó que los comentarios de Powell durante su encuentro le dieron la impresión de que el banco central podría estar preparándose para recomendar una política monetaria más laxa. Esta postura representa un giro significativo, considerando que el presidente ha estado presionando por recortes de tasas durante varios meses.
El director del presupuesto de la Casa Blanca, Russell Vought, reforzó la posición de la administración a favor de los recortes, argumentando la necesidad de apoyar la economía en general y el mercado de la vivienda. Vought también continuó presionando por una revisión del proyecto de renovación de edificios de la Fed y sus prácticas operativas.
Cautela en los mercados y la Fed
A pesar del optimismo presidencial, Powell y otros funcionarios de la Fed han mantenido una postura cautelosa respecto a los recortes de tasas. Sus preocupaciones se centran en la inflación persistente, particularmente mientras monitorean el impacto económico de los aranceles implementados por Trump.
Los mercados de futuros actualmente no anticipan un recorte inmediato de tasas, con el próximo ajuste posible esperado para más adelante en 2025. Los analistas del mercado ven pocas posibilidades de una reducción en la próxima reunión de la Fed, siendo septiembre la fecha más temprana probable para cualquier cambio.
Powell y Trump: Una relación en evolución
El tono entre la Casa Blanca y la Reserva Federal parece haberse suavizado después de años de críticas agudas de Trump hacia Powell. Sin embargo, Vought confirmó que la administración continuará presionando por cambios de política y un examen más cercano de la gestión de la Fed, particularmente considerando su déficit operativo de casi 80 mil millones de dólares en 2024.
Esta evolución en la comunicación entre ambas instituciones podría señalar un nuevo capítulo en la política monetaria estadounidense, aunque las decisiones finales sobre las tasas de interés seguirán dependiendo de los datos económicos y las proyecciones de inflación.