La pequeña nación del centro de Europa, Liechtenstein, se ha colocado entre los países más relevantes dentro de la comunidad criptográfica, tras el anuncio de los reguladores gubernamentales en el que comunicaban que estaban considerando aceptar Bitcoin y otras criptomonedas como métodos de pago para servicios de carácter estatal.
¿Es Liechtenstein un amante de Bitcoin?
La noticia proviene directamente del Primer Ministro, Daniel Risch. No obstante, como parte de la medida, todos los criptopagos que se realicen en concepto de servicios proveídos por el Estado se convertirán inmediatamente a francos suizos (la moneda FIAT local) evitando así cualquier tipo de riesgo de cambio.
Esta nueva noticia ha supuesto un empujón a uno de los principales objetivos de los amantes de BTC, los cuáles, poco a poco, están mas cerca de ser alcanzados.
Puede que muchas personas lo olviden, pero Bitcoin se diseñó inicialmente para servir como herramienta de pago, a pesar del carácter puramente especulativo que parece haber adquirido.
Bitcoin, se creó para dejar de lado los cheques, las tarjetas de crédito y las monedas fiduciarias, pero este viaje está siendo relativamente lento, debido principalmente a la volatilidad que lleva aparejada.
A pesar de ello, su extrema volatilidad, ha hecho que particulares y empresas se muestren reacias a decir “sí” cuando se trata de aceptar criptopagos.
Esto hace que decisiones de países como Liechtenstein sean tan importantes, ya que ayudan al entendimiento de los propósitos iniciales, tanto de Bitcoin como de otras monedas digitales, y están tratando de transformarlos en herramientas utilizables de las que la gente común pueda obtener beneficio.
Risch asegura que, tanto él como sus compañeros de gobierno, han estado abiertos durante mucho tiempo a las ideas y principios que Bitcoin representa. Igualmente, afirmó que la nación está abierta a invertir reservas estatales en criptoactivos como Bitcoin y Ethereum en un futuro.
¿Es demasiado pronto?
A pesar de las últimas iniciativas, el Primer Ministro reconoce que las criptomonedas todavía representan un gran riesgo debido a su inestabilidad; no obstante, considera que esta situación se puede revertir en el futuro.