Es una pregunta que muchos se hacen y no es tan fácil de contestar, al menos no sin conocer un poco más sobre lo que llamamos la Web3.
Para algunos, es sólo palabras y humo; una forma de hacer dinero, como por ejemplo el fundador de Twitter, Jack Dorsey:
“Web.3 es una fachada de marketing que vende `poder para el pueblo en Internet´, pero la realidad es que, de nuevo, solo servirá para que los billonarios y las grandes empresas tecnológicas se hagan aún más ricas y tengan más poder”.
Debemos suponer, por tanto, que habla con conocimiento de causa, ya que su inmensa fortuna es bien conocida y precisamente la ha hecho creando varias empresas grandes tecnológicas poderosas.
Pero vamos a profundizar un poco más antes de contestar a la pregunta que nos formulamos.
¿De dónde venimos?
La Web1 sólo nos ofrecía contenidos, podíamos leer artículos y acceder a todo tipo de contenidos, pero sólo era una ventana unidireccional con contenidos estáticos. Muchos la llaman la “red de lectura”.
Con la llegada de la Web2, los contenidos estáticos empezaron a ser cada vez más dinámicos y aprendimos a conectarlos con las interacciones de los usuarios. Con ello llegó “la internet de lectura y escritura”.
Así, llegaron las primeras redes sociales y la interacción humana en internet, de ahí que muchos también llamen a esa época de Internet: “la era de los likes”.
Bien, pero ¿Qué es la Web3?
El gran problema ahora mismo es que la web está en manos de un pequeño grupo de grandes corporaciones, con las que hemos generado una gran dependencia como usuarios.
La Web3 tiene como misión solucionar ese problema, conectando los contenidos y la interacción de los usuarios con la tecnología blockchain y las herramientas que ésta nos aporta, la más importante de ellas: la descentralización.
Pero además la Web3 se nutre de la velocidad y seguridad de la blockchain, de los protocolos DeFi, los SmartContracts, las dApps, las criptomonedas… Podríamos decir que la Web3 nos ofrece un interfaz de acceso e interactuable con la blockchain y el mundo de las criptomonedas.
¿Qué ofrece la Web3 y en qué se diferencia de la Web2?
Como hemos dicho, el objetivo de la Web3 es la descentralización y democratización de Internet y con ello una de las principales ventajas sobre la Web2 es la seguridad y la privacidad.
En la Web2, el contenido en Internet es dinámico y generado por los usuarios, pero está en manos de los gigantes tecnológicos, en la Web3 la cosa es muy diferente, ya que el usuario puede establecer la propiedad de sus contenidos.
Actualmente en Internet, cuando generamos contenido en una plataforma o red social y decidimos abandonarla, perdemos la propiedad de ese contenido, ya que en realidad pertenece a la plataforma.
Pero en la Web3 podemos disponer de una única identidad (común en todas las plataformas) y tanto nuestros datos como nuestros contenidos viven en la blockchain conectados entre sí, por lo que si decidimos cambiar de plataforma, nuestros datos, contenidos y reputación nos acompañarán.
Entonces ¿tiene futuro la Web3?
Tenemos a Polkadot trabajando sin descanso, a la Web3 Foundation fomentando y premiando proyectos, Google manifestando su decisión de convertirse en una capa cero para la Web3, alianzas estratégicas e innovadoras como la de Ripple y Thallo, para crear un mercado de carbono o compañías creando alianzas globales para abordar el problema de la privacidad.
En el mundo de los inversores también está cogiendo fuerza y cada día aparecen más noticias anunciando nuevas inversiones, alianzas o innovaciones.
Es cierto que cuenta con detractores o escépticos, sobre todo si tienen intereses en la Web2, como Jack Dorsey o el mismísimo Elon Musk, que hace poco ironizaba en Twitter: “¿Alguien ha visto la Web3? No la encuentro”
Pero si algo podemos aprender estudiando la historia de la humanidad es que la evolución es imparable y está claro que con todos los esfuerzos desplegados y con cada vez más inversiones en el sector, la Web3 el futuro lo tiene asegurado.
Podrá ser mejor o peor, pero no hay duda de que Internet, con la llegada de la blockchain, ya está en plena evolución y nosotros lo mejor que podemos hacer es no perdernos detalle.